domingo, 28 de diciembre de 2014
POR UN AÑO DIFERENTE...........¡FELIZ 2015 !
UN DESEO PARA UN FELIZ 2015.
*QUE SEA MEJOR AL ANTERIOR...
Y AL ANTERIOR DEL ANTERIOR.
*QUE SE CUMPLAN LAS PROMESAS HECHAS A LOS PUEBLOS.
*QUE NO HAYA GENTE SIN CASA, CON HAMBRE, CON CARENCIAS.
*QUE NO HAYA INFANCIA DESNUTRIDA Y DESAMPARADA, NI MUJERES MALTRATADAS.
QUE NO HAYAN ANIMALES SIN DERECHOS A UNA VIDA FELIZ.
*NUESTRO PLANETA ES DEMASIADO LINDO Y ESTÁ SIENDO DESTRUIDO POR GENTE INSENSATA......
*DESEO QUE EL 2015 SEA DIFERENTE, CON POLÍTICOS DIFERENTES QUE TRABAJEN PARA EL PUEBLO.... QUE NO NOS MIENTAN MÁS !!
*NO CREO QUE SEA DEMASIADO PEDIR........ES LO JUSTO, LO QUE NOS MERECEMOS, LO QUE NOS CORRESPONDE COMO SERES HUMANOS.
¡¡FELIZ 2015 PARA TODOS,
DESDE LO MÁS PROFUNDO
DE MI CORAZÓN!!
jueves, 25 de diciembre de 2014
miércoles, 24 de diciembre de 2014
LA MÁGICA NAVIDAD.
Festejamos la dicha y la suerte de estar vivos y disfrutando con los seres que amamos.
Entonces: ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS !
miércoles, 10 de diciembre de 2014
sábado, 6 de diciembre de 2014
ÉXODO
Éxodo:
El mar volverá a separarse una vez más
para que Moisés y su pueblo puedan escapar. Ya lo hizo en 1956, en la
majestuosa película Los diez mandamientos, dirigida por Cecil B. DeMille, y
ahora vuelve a suceder en Éxodo: dioses y reyes, la espectacular versión que el
gran Ridley Scott ha realizado del relato bíblico. Y con motivo del estreno de
esta película, nos hemos acercado a los prodigiosos hechos que allí se narran.
Es cierto que no hay ninguna evidencia
histórica de que aquellos sucesos ocurrieran en realidad, por lo que los
historiadores los engloban en la categoría de mitos. Pero en los últimos años,
algunos investigadores han apuntado que los acontecimientos milagrosos narrados
en dicho relato, como las célebres diez plagas, podrían haberse producido sin
necesidad de ninguna intervención sobrenatural. Y que, por ejemplo, las aguas
del mar sí podrían separarse. Aunque este fenómeno no habría sucedido en el mar
Rojo, como siempre hemos creído.
La historia del Éxodo es de sobra
conocida. Tras décadas de sufrir la esclavitud en Egipto, los hebreos escaparon
en busca de la tierra prometida guiados por Moisés, un líder judío que había
sido criado por la hija del faraón. Pero la huida de aquel pueblo cautivo solo
fue posible después de que diez terribles plagas enviadas por Yahvé asolaran el
país de las pirámides.
Una catástrofe medioambiental
Según el relato bíblico, las aguas del
Nilo se convirtieron en sangre; llovieron ranas, las langostas invadieron los
campos, los piojos y las úlceras se cebaron en los cuerpos de los egipcios, el
país se sumió en las tinieblas y se produjo el exterminio de todos los
primogénitos. Pero, ¿sería posible que en la realidad se produjera tal cúmulo de
calamidades? Augusto Mori, paleoclimatólogo de la Universidad de Heidelberg,
cree que tales plagas serían fenómenos completamente naturales.
El mito asegura que Moisés y los hebreos
partieron de la ciudad de Rameses, que tradicionalmente se ha identificado con
la villa de Avaris, posteriormente rebautizada como Pi-Ramses. Existen
evidencias de que en un momento dado dicha ciudad quedó deshabitada, y Mori
está convencido de que este hecho se produjo debido a una serie de cataclismos
climáticos y naturales.
Analizando las estalagmitas de algunas
cuevas de la zona, ha creado un registro de los patrones del clima en tiempos
pasados, lo que le ha permitido descubrir que las altas temperaturas casi
secaron el Nilo y redujeron lo que era un río caudaloso a un arroyo de aguas
lentas y pantanosas. "Esas condiciones son perfectas para la aparición de
Oscillatoria rubescens", explica Mori, "un alga tóxica que podría
haber sido el origen de la primera de las diez calamidades bíblicas: la
conversión del agua en sangre". Y es que el efecto que provoca la
presencia de dicho organismo es el de teñir el líquido de rojo.
A partir de ahí, otras de las plagas
podrían haberse producido casi como un efecto en cadena. "Posiblemente, la
llegada de las algas tóxicas obligó a las ranas a dejar el agua donde
vivían", prosigue Mori. "Al morir los anfibios, mosquitos, moscas y
demás insectos se vieron libres de uno de sus depredadores, y se multiplicaron
sin control, lo que dio lugar a la segunda, tercera y cuarta plagas". La
multiplicación de los insectos podría ser la causa, a su vez, de la quinta y
sexta: las epidemias que exterminaron el ganado, y las úlceras incurables y los
parásitos que afectaron a la población. "Por supuesto", aclara el
investigador de Heilderberg, "solo afirmo que en ese contexto creado por
la desecación del Nilo esos acontecimientos catastróficos pudieron
suceder".
Para encontrar una explicación probable
a las siguientes maldiciones (una atroz lluvia de granizo, la invasión de las
langostas y el reinado de las tinieblas), hay que viajar a más de cuatrocientos
kilómetros de Egipto. Concretamente, a la isla de Santorini, en el mar Egeo.
Allí, en un período comprendido entre 1600 y 1500 a. C., se produjo una colosal
erupción volcánica que, según las estimaciones, puede que fuera hasta cuatro
veces más potente que la del Krakatoa.
En el Instituto de Física Atmosférica de
Alemania han realizado simulaciones por ordenador que indican que la nube de
cenizas provocada por la erupción habría llegado hasta Egipto donde, al
mezclarse con algún frente tormentoso, podría haber provocado torrenciales
lluvias de granizo y bloqueado el paso de la luz solar. Además, según los
investigadores alemanes, ese contexto de altas precipitaciones y elevada
humedad sobrevenido por la nube de cenizas habría sido un caldo de cultivo
idóneo para la aparición de las langostas.
Más complicado resulta encontrar una
explicación verosímil a la última de las plagas, precisamente la más terrible
de todas: la muerte de todos los primogénitos de Egipto. Aunque Wener Kloas,
biólogo del Leibniz-Institute of Freshwater Ecology and Inland Fisheries de
Alemania, propone como hipotética causa algún hongo tóxico originado por esa
concatenación de cataclismos medioambientales, y que hubiera envenenado el trigo.
"Los primogénitos de las familias nobles de Egipto gozaban de varios
privilegios; entre ellos, el de comer en primer lugar. De suceder algo así,
ellos tendrían más riesgo de intoxicarse", explica.
Vientos que pudieron separar las aguas
Pero el episodio más célebre del Éxodo
es, sin duda, la apertura de las aguas del mar Rojo, que se separaron
milagrosamente para dejar cruzar a Moisés y los hebreos y, luego, volvieron a
cerrarse y ahogaron al ejército egipcio que les perseguía. Un estudio realizado
en 2010 por Carl Drews, director del Centro Nacional de Investigación
Atmosférica de la Universidad de Colorado, revela que un fenómeno así es
perfectamente posible si se dan determinadas condiciones. Aunque no habría ocurrido en el mar Rojo, tal y
como cuenta el relato bíblico, sino mucho más al norte, en la desembocadura del
delta del Nilo.
En el noroeste de Egipto, lindando con
el mar Mediterráneo, se encuentra el lago Manzala. Drews y su equipo han
demostrado mediante simulaciones por ordenador que en dicho lugar vientos
huracanados de unos 100 kilómetros por hora podrían hacer que las aguas
retrocediesen y dejasen abierta una franja de tierra de unos cinco kilómetros
de ancho y otros trece de largo, que permanecería así durante unas cuatro o
cinco horas, antes de que las aguas volvieran a anegarlo todo. "Por
supuesto, esto solo prueba que el fenómeno de la separación de las aguas es
posible según las leyes de la física", explica Drews. Aunque el propio
investigador reconoce que habría sido muy complicado para miles de personas
avanzar por aquel lugar teniendo en contra un viento huracanado de 100 km/h.
Y es que ninguna de las hipótesis
expuestas aquí pretende demostrar que la historia de Moisés sea cierta. De
hecho, los historiadores no tienen ningún indicio de que haya sucedido. Tal y
como explica el prestigioso arqueólogo Israel Finkesltein: "Según la
Biblia, los descendientes de Jacob permanecieron 430 años en Egipto antes de
iniciar el éxodo. Los textos sagrados afirman que 600.000 hebreos cruzaron el
mar Rojo y que erraron durante cuarenta años por el desierto. Sin embargo, los
archivos egipcios, que consignaban todos los acontecimientos administrativos,
no conservaron ningún dato de una presencia judía durante más de cuatro siglos
en su territorio. Ni siquiera hay rastros dejados por esa gente en sus cuatro
décadas de peregrinación".
Por eso, el paleoclimatólogo Augusto
Mori, autor de uno de los estudios mencionados, asegura: "No trato de dar
validez al relato bíblico, ni mucho menos. Solamente pretendo demostrar que las
célebres plagas podrían haber sido sucesos completamente naturales, sin raíz
paranormal ni divina. Por eso, pudieron haber ocurrido. Y si realmente fue así,
seguramente se convirtieron en las fuentes que sirvieron de inspiración para
crear la leyenda que conocemos sobre Moisés y el Éxodo".
fuente: Libertad Digital/ Ciencia
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