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martes, 21 de junio de 2016

¿Un bebé humano puede ser criado por animales?


Encontraron al niño dentro de un taller mecánico. Sucio y desnutrido. A su lado, una perra lo amamantaba. La noticia conmocionó, fugaz, a los lectores en Perú y Chile, donde ocurrió el incidente en septiembre del año pasado. Algunos medios dedicaron breves líneas al suceso y pasaron a otro asunto. Pero la imagen de un animal alimentando a un humano ha despertado nuestro interés durante milenios.

Los episodios de crías humanas adoptadas por animales han atravesado la historia desde la antigüedad (Rómulo y Remo, obra de Rubens - Wikimedia Commons) 
Los “niños salvajes” han protagonizado relatos mitológicos, obras artísticas e investigaciones científicas. Desde los legendarios Rómulo y Remo, fundadores de Roma, hasta la biografía más o menos increíble de Marina Chapman, la niña colombiana acogida por una familia de monos en la selva. Es un campo salpicado de fraudes y, sobre todo, de testimonios de abuso infantil.

Embustes y dramas verdaderos

La vida de Peter the Wild Boy reúne ambos extremos. Hallado en un bosque de Alemania en 1725, fue conducido a la corte del rey George I, donde encarnó el rol de “mascota humana”. En pleno Siglo de las Luces el pequeño se convirtió en el centro de infinitas especulaciones sobre su relación con los animales y su condición humana. ¿Había sido criado por osos o lobos? ¿Su comportamiento salvaje, la incapacidad para aprender a hablar, lo separaban de nuestra especie?


El retrato de Peter permitió a los científicos identificar su enfermedad tres siglos después (Wikimedia Commons)
En realidad Peter había sido, en primer lugar, víctima del abandono de sus padres, que probablemente no tenían cómo sustentarlo. Además, según estudios publicados en 2011, padecía una extraña enfermedad genética conocida como Síndrome de Pitt-Hopkins, de la cual se habían registrado solo 150 casos hasta esa fecha.
Una historia similar trascendió en la década de 1940 con la publicación del libro Wolf-Children and Feral Man, un texto del antropólogo Robert Zingg que incluía el caso de Amala y Kamala, las “niñas lobas de Midnapore”. Las menores habían sido descubiertas  en Bengala, India, por el clérigo Joseph Singh. En su diario el sacerdote describía los hábitos lupinos de las hermanas: se alimentaban de carne cruda, aullaban, no caminaban erguidas, sino como los cuadrúpedos…
Investigaciones posteriores han puesto en duda la autenticidad de estas “niñas salvajes”. Aunque se ha comprobado su existencia, el comportamiento anómalo se debía a trastornos neurológicos y otros problemas innatos. Por otra parte, según ha señalado el cirujano francés Serge Aroles en su libro L’enigme des enfants-loups, Zingg estaba interesado en el valor monetario del relato y no hizo las pesquisas necesarias para confirmar su veracidad. Esa negligencia terminó por costarle el puesto como profesor en la Universidad de Denver.
En el lado opuesto se sitúan los dramas vividos por John Ssebunya, Oxana Malaya y Sujit Kumar, entre otros niños adoptados por animales a causa del abandono familiar. Ssebunya escapó de su hogar en Uganda después de que sus padres, ambos alcohólicos, prendieron fuego a la casa durante una riña. El pequeño vivió con un grupo de monos vervet hasta ser hallado en 1991. Aunque sin dudas la relación con los primates le permitió sobrevivir, los científicos creen que los animales no adoptaron al cachorro humano, sino lo toleraron porque no representaba una amenaza.  
El caso de Ssebunya se asemeja a la historia de Marina Chapman, abandonada en la selva por sus secuestradores. Chapman publicó en 2013 la autobiografía The Girl With No Name: The Incredible True Story of a Child Raised by Monkeys, que ha sido acogida con una mezcla de escepticismo y fascinación. A la luz de lo sucedido a Ssebunya, no parece del todo descabellado que la niña colombiana haya sido admitida en una familia de monos.
Oxana y Sujit sufrieron simplemente las consecuencias de la negligencia familiar. La primera vivó durante seis años en una perrera, olvidada por sus padres alcohólicos. El segundo, un niño huérfano de Fiji, pasó parte de su infancia en un corral de pollos hasta ser rescatado por trabajadores sociales, quienes lo recluyeron en un asilo. Más de 20 años después, Elizabeth Clayton, una académica australiana, lo adoptó con el objetivo de rehabilitarlo. A pesar de sus esfuerzos, Sujit no ha aprendido a hablar y tampoco se comporta todo el tiempo como un humano
Mowgli quizás sea el “niño salvaje” más popular por la múltiples adaptaciones al cine, la televisión y la radio (Wikimedia Commons)

Tarzán, Mowgli… más allá de la ficción

Los “niños salvajes” han alimentado la imaginación de muchas generaciones. El reciente estreno de The Jungle Book, otra versión cinematográfica de la novela de Rudyard Kipling, demuestra la actualidad del tema.
Personaje del LIBRO DE LA SELVA 

Esa obsesión se inscribe en el eterno debate sobre quiénes somos y qué nos diferencia de las otras especies. Curiosamente, en los casos reales el punto de partida ha sido siempre la desidia humana, revertida por la compasión “irracional” de otros animales. ¿Será que, al final, nuestra razón no nos ha hecho menos salvajes? En cualquier caso, y a pesar de nuestra inteligencia “superior”, tenemos mucho que aprender de nuestros vecinos no humanos. 
fuentes:Boris Leonardo Caro  (YAHOO NEWS) 

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El Síndrome de Pitt-Hopkins es una enfermedad rara, un trastorno del neurodesarrollo, caracterizado por retraso mental y retraso en el desarrollo que van desde moderados a severos, problemas respiratorios, convulsiones recurrentes (epilepsia), y rasgos faciales distintivos.
Fue descrito por primera vez por dos médicos en 1978.


http://www.ahedysia.org/patologias/122-sindrome-de-pitt-hopkins