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domingo, 24 de noviembre de 2013

Historia del sandwich




John Montagu (1718-1792) cuarto conde de Sandwich (Inglaterra) era un jugador empedernido y pasaba muchas horas delante de la mesa de juego.

Un día a la hora de la comida estaba tan metido en el juego que le pidió a su sirviente le trajera “cualquier cosa para comer ahí mismo”. Al rato, el criado se presentó con una bandeja de alimentos. El conde, sin abandonar su puesto, cortó unas rodajas de “roast beef”, las colocó entre rebanadas de pan, y comió el emparedado sin interrumpir el juego.

Tan orgulloso se sentía lord Sandwich de su creación que no dudó en mencionarla en su testamento, como el mejor legado que dejaba a su país.



Fuente : "el origen de las frases" Taringa

lunes, 11 de noviembre de 2013

"ME LO CONTÓ UN PAJARITO"

                                   


"En Grecia y Roma, sobretodo en la última, se creía que los pájaros, al ser dueños del vuelo, poseían características magníficas de percepción. Como con el tiempo comenzaron a ver que ante una tormenta severa las aves eran las primeras en evacuar la región, los romanos, las designaron como portadoras del saber futuro. De hecho el rito de los Augurios, donde se intentaba predecir el futuro, se basaba en observar el volar de los pájaros -al igual que lo hicieran Rómulo y Remo esperando ver 12 pájaros para fundar Roma-.
De Aquí viene que el dicho “me lo contó un pajarito” signifique que nos enteramos de algo, misteriosamente”. 

fuente: Taringa, Origen de dichos y frases.


domingo, 26 de mayo de 2013

¡ NO HAY TU TÍA !



Exclamamos "¡No hay tu tía!" con resignación cuando queremos dar a entender que algo no tiene solución, que las cosas no van a cambiar por mucho que nos empeñemos y que la situación no tiene remedio, hagamos lo que hagamos.

Esta expresión tiene un origen muy curioso, ya que tutía o atutía era como se denominaba a un ungüento medicinal muy usado antiguamente por los árabes, sobre todo para el tratamiento de las enfermedades de los ojos. Este producto, cuyo nombre deriva de la voz árabe al-tutiyà, era una mezcla de óxido de zinc y otras sales metálicas, y al parecer era muy eficaz para curar diversas dolencias oftalmológicas.

La fama terapéutica de este preparado se extendió tanto que pronto se creyó en los ambientes populares que era una especie de panacea o remedio universal que podía curar todos los males, y empezó a utilizarse para tratar cualquier tipo de enfermedad. Tal era el poder curativo que se le atribuía, que cuando se presentaba una dolencia que parecía no tener remedio se decía que para ella no hay tutía, es decir, que ni siquiera con ese milagrosa medicina habían esperanzas de lograr la curación
.

Aunque la fe en las virtudes curativas de la tutía o atutía se perdieron hace tiempo, la expresión se ha mantenido en nuestro lenguaje con el sentido que ahora le damos, y por vulgarización se ha transformado en "no haber tu tía", a pesar de que nada tenga que ver con este pariente.