TRISTEZA
Vino por un largo camino,
no nació de un enojo,
ni fue fruto de llantos,
ni la engendró el Capricho
por inútil y tonto arrebato.
Nació pequeña y sin forma
como alma perdida
en un bosque lejano,
con rugidos de vientos
y gemidos extraños.
Y siguió mis pasos,
¡ mis incautos pasos !
Se escondió en las sombras
del bosque encantado.
Se vistió de luna,
de sombrío árbol,
de inocente sombra
de ciervo asustado.
Por ese largo camino,
encontró mi casa.
Me llamó a los gritos...
derribó la puerta...
se metió en mi lecho...
y allí, gritando mi nombre,
su mortal puñal
se clavó en mi pecho...
© Mabel G (Los Poemas de mi Duende Amigo)
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