Por Humberto Bonata / 22 Mayo de 2020
Corría el año 1994 y cumplía mi primer año de Concejal Metropolitano.
Tras el
proyecto de Ordenanza enviado por el entonces Intendente Municipal, Jorge Domínguez, que tenía el objetivo
de conformar una Comisión Ad-Hoc para
trasladar a la incipiente Villa 31 de
los terrenos ferroviarios del barrio de Retiro,
el bloque de la Unión Cívica Radical nos
eligió a Roberto “Beto” Larrosa y a mí
para representarlo.
El bloque Justicialista fue representado
por el recordado Roberto “Tito” Pandolfi y Raquel Kismer de Olmos. El bloque del FREPASO por Raúl
Fernández y Raúl Puy.
Nos
reunimos durante dos meses con representantes villeros para escuchar
sus inquietudes y en su inmensa
mayoría deseaban una vivienda
digna sin importar su lugar, siempre que fuera en la Capital Federal o un lugar cercano.
Con el nombre de “Villa Desocupación”, el asentamiento surgió
en 1932 durante los tiempos de la década
infame y a partir de allí se sucedieron diversos
intentos de erradicación por parte de las autoridades, aunque éstos nunca
lograron eliminarla por completo. Si
bien no es el asentamiento ilegal más grande de la Ciudad, es el más
emblemático por su ubicación estratégica, ya que se encuentra junto al
principal centro de trasbordo de pasajeros de la Capital y a escasos metros de los barrios más cotizados.
Llevado
los proyectos de mayoría y minoría al recinto para su tratamiento,
la UCR y el PJ compartimos la idea de brindar tres opciones a los habitantes:
Otorgar un crédito de $25.000 para la compra de una unidad funcional familiar
dentro de la Capital Federal.
Otorgar un crédito para autoconstrucción de su vivienda en
terrenos cedidos por la provincia de Buenos Aires.
Entregar de $25.000 equivalentes
a USD 25.000 en la sucursal
bancaria del Banco Nación de su
provincia de origen o país limítrofe.
Luego de una sesión que
duró más de 9 horas, tras la
ferviente oposición de Eduardo Jozami,
orador del entonces FREPASO, que
“gritaba” las ventajas que le había aconsejado su compañero de bancada Abel Fatala (hoy procesado junto a
Julio De Vido por el programa “Sueños
Compartidos” -e incumplidos- para radicar la Villa 31 en sus terrenos y
posibilitar la construcción en altura imitando el modelo cubano, junto al
peronismo menemista y ucedeista), Jorge
Pirra nos acompañó con su voto junto a Francisco y Patricia Siracusano y
vencimos en la votación a las siete de la mañana.
La
sociedad nos apoyaba para facilitar la
vida de los ocupantes de terrenos y poder entregarles una nueva vida mucho más libre y digna.
Promulgada
la Ordenanza, el Intendente Domínguez comenzó su implementación y
cumplió con los tres puntos, a elección de sus entonces 15.000 familias (hoy 40.000).
Vivienda
que se desocupaba vivienda que se derrumbaba. Sus antiguos ocupantes ya habían
elegido un futuro mejor y más digno.
Y llegó el día de “la topadora Domínguez”, a quien acompañamos.
Los
medios de comunicación trataron a Jorge Domínguez como el “exterminador
de los pobres” sin ocuparse de difundir las ventajas que
lograban los desocupantes. Recuerdo una histórica discusión con el recordado Néstor Ibarra que casi nos acusaba de “genocidas”.
Ese día terminó muy mal. Nos llenaron de pedradas y tiros
al aire (por suerte) por los que tuvimos que huir
amparados en los patrulleros de la entonces Policía Federal.
Dos días
después Domínguez nos convocó a Roberto Larrosa y a mí a su despacho. Cuando el
Intendente comenzó a hablar en tono justificativo, agradecido y cuasi-culposo nos explicó que la Villa 31 no de trasladaría de
Retiro. Ante nuestro sopor, nos informó que el presidente Carlos Menem había recibido un llamado
de monseñor Jorge Bergoglio implorando
la radicación de la Villa 31 en su sitio injusto de Retiro.
Y No sólo
por nuestro trabajo de legisladores porteños por los que habíamos sido votados
sino por el retroceso social que
significaba ese populismo
sacerdotal frente a la realidad social hasta entonces mejorable.
Si la
Villa 31 aún está en Retiro tiene un responsable: Jorge
Bergoglio.
Como
sucedió en nuestra Argentina a lo largo de su reciente historia, “el pobrismo derrotó a los pobres” y el populismo secular conservó los viejos
males.
Esta es mi verdad. Me tocó ser partícipe de la
historia de mi amada Buenos Aires.
la desazón fue de todos…
la desazón fue de todos…
* El autor fue concejal metropolitano por la Unión Cívica Radical
entre 1993 y 1997
(*)Se conoce como Década Infame al período de la historia de la Argentina que comienza el 6 de septiembre de 1930 con el golpe de estado cívico-militar que derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen y finaliza el 4 de junio de 1943 con el golpe de estado militar que derrocó al presidente Ramón Castillo.
Tuvimos una segunda "década" (los K la llamaron "ganada" seguramente para ellos que ganaron mucho dinerillo... nosotros, el pueblo con cerebro la llamamos "la década perdída")
No vamos como el bolero "de fracaso en fracaso" (aunque también... por ahí vamos...) Vamos de década en década y a cual peor.
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Y para todos los que estuvieron envueltos en este desastre Socio-Humanitario, recuerden :
(curiosidad: ¿con quién se confesará Bergoglio? le darán miles de "Avemaría y Padrenuestro" y quedará con su alma pura y su conciencia tranquila ?
hmmm...