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domingo, 26 de mayo de 2013

¡ NO HAY TU TÍA !



Exclamamos "¡No hay tu tía!" con resignación cuando queremos dar a entender que algo no tiene solución, que las cosas no van a cambiar por mucho que nos empeñemos y que la situación no tiene remedio, hagamos lo que hagamos.

Esta expresión tiene un origen muy curioso, ya que tutía o atutía era como se denominaba a un ungüento medicinal muy usado antiguamente por los árabes, sobre todo para el tratamiento de las enfermedades de los ojos. Este producto, cuyo nombre deriva de la voz árabe al-tutiyà, era una mezcla de óxido de zinc y otras sales metálicas, y al parecer era muy eficaz para curar diversas dolencias oftalmológicas.

La fama terapéutica de este preparado se extendió tanto que pronto se creyó en los ambientes populares que era una especie de panacea o remedio universal que podía curar todos los males, y empezó a utilizarse para tratar cualquier tipo de enfermedad. Tal era el poder curativo que se le atribuía, que cuando se presentaba una dolencia que parecía no tener remedio se decía que para ella no hay tutía, es decir, que ni siquiera con ese milagrosa medicina habían esperanzas de lograr la curación
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Aunque la fe en las virtudes curativas de la tutía o atutía se perdieron hace tiempo, la expresión se ha mantenido en nuestro lenguaje con el sentido que ahora le damos, y por vulgarización se ha transformado en "no haber tu tía", a pesar de que nada tenga que ver con este pariente.