Hace unos años atrás, cuando en una charla entre amigos mencioné "el alma", una persona del círculo, muy proclive al sofismo, con sus premisas falsas (o verdaderas) pero con la consabida finalidad de defender algo puntual con miras a confundir al interlocutor como meta prioritaria, me increpó diciendo "si eres atea no puedes creer en el alma". Le respondí que el ateísmo al igual que las creencias religiosas, son filosofías personales, se cree en un ser superior o no se cree.
Pero que el alma es inherente
al ser humano y no hay que filosofar para aceptarla o no. Ergo, aunque se niegue con dialécticas ambiguas por posturas rayanas al fantismo, se sabe que está y es parte fundamental de nosotros.
Una poesía que me envío una gran amiga de Pamplona, dio
la respuesta exacta a lo que es el alma.
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¿Dónde está el alma?
El alma está donde miras en el momento
de dar un beso nuevo,
justo detrás del último latido
que recuerdas al despedir un sueño,
al lado del calor
si sujetas la mano
de quien no pide ayuda y la recibe.
El alma está en los versos que no hemos escrito
y en el cajón donde hemos perdido la promesa
primera de un amor que es furtivo.
El alma se contiene a sí misma en el vuelo
del niño que hace el primer avión
para surcar el tiempo,
en el cielo que se abre con el sol en enero,
en aquel autobús y en aquel pasajero
que cruzó la mirada y no cruzó el pasillo,
en ese gran tropiezo.
El alma nos avisa que no llegué el primero,
es un globo perdido en el color del cielo,
es el niño llorando,
es la madre esperando,
la caricia y la voz que llama desde dentro
con las palabras viejas de haber querido entonces,
cuando todo era tiempo
y el tiempo era un instante.
Allí mismo está el alma,
su sombra,
los jirones...
Juan Andrés Pastor
(Como una sirena que me abraza)
2018
----------------
Poesía enviada por Marisa Mangado,. Gracias !!
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¿Dónde está el alma?
El alma está donde miras en el momento
de dar un beso nuevo,
justo detrás del último latido
que recuerdas al despedir un sueño,
al lado del calor
si sujetas la mano
de quien no pide ayuda y la recibe.
El alma está en los versos que no hemos escrito
y en el cajón donde hemos perdido la promesa
primera de un amor que es furtivo.
El alma se contiene a sí misma en el vuelo
del niño que hace el primer avión
para surcar el tiempo,
en el cielo que se abre con el sol en enero,
en aquel autobús y en aquel pasajero
que cruzó la mirada y no cruzó el pasillo,
en ese gran tropiezo.
El alma nos avisa que no llegué el primero,
es un globo perdido en el color del cielo,
es el niño llorando,
es la madre esperando,
la caricia y la voz que llama desde dentro
con las palabras viejas de haber querido entonces,
cuando todo era tiempo
y el tiempo era un instante.
Allí mismo está el alma,
su sombra,
los jirones...
Juan Andrés Pastor
(Como una sirena que me abraza)
2018
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Poesía enviada por Marisa Mangado,. Gracias !!
